
VERTIGEN | 02 - 23 julio 2022
ROJO, AMARILLO, AZUL
No es cierto, que cuando cerramos los ojos no veamos nada. Siempre queda aquel ápice de luz que se cola de fuera para dentro de los párpados, aquel trocito de piel, de nervio, de vena, que filtra el mundo con su azul o su rojo. También está aquella luz al final del túnel que, cuando cerramos los ojos, se ma-nifiesta con la forma de un círculo blanco allá donde se reflejarían las pupilas. Monstruos. Pamplinas. Seres y vivencias más imaginados que reales, pero que nuestros ojos vislumbran.
Lo mismo pasa con el miedo: el miedo no es nada, si uno se quiere enfrentar a él. Y a la vez, aunque para ignorarlo intentemos cerrar los ojos, siempre quedará aquella huela de los miedos que todos llevamos dentro. Miedo a morir, miedo a tomar según qué decisiones, miedo de asumir nuestra propia vulnerabilidad, miedo de aprender. El miedo, también, ya sea figurado o literal, a las alturas: el vértigo.
Me encaramo en el punto más alto. Cierro los ojos y los vuelvo a abrir. Observo la nueva co-lección de Salvador Llinàs (ses Salines, 1985), Vertigen [Vértigo]. Y lo que veo y no veo en cada una de las posiciones se parece sospechosamente: es la astucia del artista a la hora de plasmar, de retratar, aquello que nos atrae y que a la vez no nos atrevemos a mirar. Los monstruos, la oscuridad, el miedo a caerse; siempre el miedo.
Con una esencialidad y una apuesta por los colores más básicos herederas del fauvismo y del corpus mironiano, pero con la negritud como marco y como atmósfera, con un tra-zo ágil y radical hermano de la Oració per la sal (2015) del también artista saliner Horacio Sapere, con la urgencia de quien necesita echar lastre y compartir, en un acto de generosidad, aquello que tanto cuesta de decir —de pintar—, Salvador Llinàs presenta ahora este Vertigen. Un conjunto de obras que basculan entre los límites y la subjetividad más profunda, entre aquello que tememos y que a la vez no podemos evitar que nos tenga fascinados. Un salto al vacío; la red son el rojo, el amarillo, el azul… Lo mejor es dejarse caer.
Sebastià Portell
mayo de 2022





Salvador Llinàs (Ses Salines, 1985). Diseño gráfico, fotografía artística y artes plásticas.
Coge sus pinceles con la mirada de aquel adulto, que decide volver al punto en el que de niños nos limitaron nuestra creatividad y decidieron encerrarla entre líneas. Observar con naturalidad un blanco lienzo, donde la magnitud de los colores y de las propuestas se generan en representaciones, sencillas y profundas, surgiendo con cada pincelada, hacer nacer eso que todos anhelamos: dejarnos llevar por nuestros sentimientos y por el "no- autocontrol" de las emociones.
Su trayectoria se inicia y se funda en Ses Salines, reflejada en sus notas de un cuaderno en blanco y negro. Cada trazo cuenta para abordar aquellos pensamientos que le envuelven. Trazo a trazo, redescubre una identidad. Su identidad de pueblo, de pertenecer a un lugar, a una gente y al instante que anhelamos quedarnos. Pensamiento que todos tenemos, que nos hacen crear y recrearnos en ese instante que decidimos ser quienes somos o aquel lugar que jamás hubieses dejado. Muchas veces, sin entender que nos mueve, él hace que ese sentimiento único de prevalecer se nos intensifica como personas y en él, se deje ver una visión de un mundo deconstruido.
Intenta, no en vano, que sus cuadros sean palabras que nos enseñen a ser críticos con la sociedad y con nosotros mismos. Nada tiene que ser como es, hay un sentido en esas palabras, un sentido que nos hace únicos como personas. La verdad absoluta no existe, pues mil posiciones crean una realidad que fluye por cada uno, cuadros que dejan que la perspectiva quede relegada. Un auténtico paisaje no hace al artista, el artista hace que su paisaje sea auténtico.
Presenta diversidad de colecciones que le acompañan en su trayectoria, donde se desenvuelve entre fotografía, pintura y diseño. Su pasión combinada, que transmite junto con el de otros tantos artistas, que han compartido momentos de creación junto a él. Ha colaborado con ONG’s y otras entidades con fines sociales, y sus expresiones artísticas han sido expuestas en distintas partes, desde Mallorca, Barcelona, Madrid, Estocolmo, Londres, Viernheim, ... Ha participado en varias ocasiones en las más conocidas “Nits de l’art” de Mallorca (Palma, Campos, Felanitx, Porreres, Bunyola, etc.)
Es contextual e innovador, pretendiendo volver a los inicios, a nuestros inicios. Colores primarios en cuevas oscuras, pues las raíces de quienes somos están presentes en sus creaciones. Él quiere definir líneas de diálogo atemporales. Allí donde la fotografía y la pintura van unidas para recoger semillas en cuestiones que nos atormentan pero que al mismo tiempo nos dejan ver un futuro con retrospectiva. El reflejo de que el arte y sus
consecuencias son inmensas hoy en día, como el mar y la sal en la piel.
Isabel Alcalde